La culata, otro mundo

El pasado mes de marzo recibí mi tan ansiada Beretta DT-11 sporting. Tras la presentación de la novedosa escopeta y una agradable visita a la fábrica Beretta en Gardone Val Trompia (Italia), no me cabía duda que deseaba tirar con ella.

Ya son casi 7 años los que llevo en este maravilloso mundo del sporting y, aunque no mucho tiempo, entendía que ya tenía suficientes nociones y consejos de buenos amigos para hacerme una culata a medida. Los que suelen tirar en competición saben que es imprescindible una culata adaptada a nuestra complexión para conseguir maximizar resultados, así que la escopeta me llegó con un taco de nogal ya encastrado.

Sin dudarlo llamé a mi buen amigo Santiago Pastor y me fui con él al pueblo de Ibi (Alicante) donde, además de ser conocido por la fabricación de juguetes para niños, trabaja uno de los mejores culateros de toda España. Batano es un genio de la madera con suficiente intuición y experiencia para conseguir esculpir sobre el nogal las necesidades de cada tirador. De igual forma su hijo, Javier, es el magistral alumno al que Batano ha transmitido sus conocimientos y quien me hizo la culata.

Tras apearme del AVE, mi buen amigo Miguel Bolea me estaba esperando en la estación valenciana y pusimos rumbo a casa de Santi. Almorzamos temprano, algo típico en levante, y pusimos rumbo a Ibi.

Un taller sobrio, luminoso y limpio denotaba aires de profesionalidad. Por no hablar de un buen grupo de holandeses que allí topamos confiando culatas a Batano, y es que se celebraba en esos días un internacional de pichón o de hélices, no estoy seguro.

Llegó el momento de pasar medidas a Javier y comprobar si el taco era válido. Santiago y yo habíamos estado considerando y razonando previamente cuales serían las coordenadas que más se acercarían a mis necesidades. Estando en el taller de Batano hicimos comparaciones y pruebas con otras culatas para confirmar de mejor forma dichas medidas. Llegado el momento Javier sacó papel y lápiz y Santi le enumeró, sin titubear, las medidas que consideraba que yo demandaba. Esto me provocó  cierta sensación de estupefacción. – ¿y ya está?, me dije a mí mismo. Pues sí, eso era todo así que recogimos y nos fuimos a comer una buena paella.
Os cuento más o menos cuales fueron los motivos que nos llevaron a determinar las medidas (estas, por desgracia, no las recuerdo con exactitud así que no os las puedo dar).

La forma del pectoral y mi anchura de clavículas determinaban la ventaja y la salida. El talón superior de la madera debía tener un ángulo que permitiese la entrada que buscase el hueco que hay entre el deltoides anterior y el pectoral. Si existe defecto en esta medida, la culata nos golpearía sobre las costillas y por exceso lo haría sobre el deltoides, musculo redondeado que no ofrece superficie regular al apoyo.

Respecto al talón inferior (la punta de abajo) debía conseguir una buena apertura que salvase el pectoral lo máximo posible buscando un apoyo lo más plano posible. La finalidad de que la ventaja y la salida busquen esa posición reside, entre otros motivos, en que la culata no encuetra obstáculos para llegar a nuestro pómulo y en conseguir la mayor inmovilidad posible del arma tras el retroceso. Si apoyase sobre el pectoral, el propio retroceso la escupiría hacia el brazo y nos dejaría semi-desencarado. Por el contrario, si hubiese un exceso de salida sufriríamos muchas veces el retroceso del arma sobre el bíceps mermando la posibilidad de rectificar tras el primer disparo.

Respecto a la cresta o al lomo de la culata se determinó una altura por exceso (viendo un poco de banda) para que si fuese necesario se pudiese rebajar hasta buscar la vista de banda que me haga sentir cómodo.
La caída, es decir, la inclinación que existe entre la cresta anterior (la punta de delante del lomo) y la posterior (la punta de atrás del lomo) no es muy pronunciada. Esta suele ir determinada por la distancia que hay entre el hombro y la cara. Cuanto mayor es la separación o distancia, mayor ángulo de caída tiene incluso llegando a usarse el famoso montecarlo si nuestro ojo no alcanzase a ver la banda. En mi caso existe una distancia media y además mi posición de tiro requiere una elevación del hombro acortando esta distancia.

Muy importante es que el lateral de la pala esté rebajada hasta el punto que nuestro maxilar entre sin forzar. Si existe un exceso de madera en esa zona, a la hora de encarar al objetivo desplazaremos la culata hacia fuera provocando un disparo cruzado (dejaremos de alinear la pupila con el punto de mira y el centro de la banda). Tampoco es conveniente que haya defecto de madera en esa zona porque necesitamos total superficie sobre la que apoyar nuestra cara y bloquear posibles movimientos incontrolados.

El pitch es el ángulo de apoyo que se ha de adaptar a al espacio entre el deltoides y el pectoral del que hablábamos anteriormente. Si al encarar la escopeta entre el talón inferior y nuestro cuerpo existe hueco libre, la escopeta cabeceará hacia abajo tras el disparo y si ese hueco se encontrase tras el talón superior, los cañones se levantarían no sólo con el retroceso sino también a la hora de encarar con solidez dejando los tiros altos. En mi caso había que vigilar que no existiese hueco arriba debido a que por el ejercicio físico la zona inferior del pectoral es más prominente.

El pistolet está totalmente logrado, creo que inmejorable en mi caso. La gente comenta si es necesario darle salida y/o abrirlo (darle mayor ángulo hacia atrás) buscando la posición natural de la mano. Yo me dejé aconsejar por los que entienden quienes argumentan que  este ángulo debe estar determinado por la forma y posición gatillo de la escopeta. Estos varían en función de la marca. Hice varias pruebas con unas y otras escopetas que allí había y llegamos a la conclusión.

10 días después fui a recoger la culata aprovechando mi participación en el XVI Ciudad de Almansa. La culata me entraba perfectamente haciendo encares en vacío sin notar ningún obstáculo. El ojo totalmente alineado (un poco pasado por tratarse de encares en vacío) y únicamente se retocó el pistolet consiguiendo un grip totalmente sólido.

Ya he disparado unos 1.000 tiros y toca encontrar detalles que retocar para que sea lo más ergonómica posible. De momento veo que yerro platos tipo rulo. Parece que me quedo por encima y a no ser que sea problema de que la posición de mi cara es muy levantada antes de encarar, es posible qua a la altura de mi maxilar haya que rebajar un poco la pala. Es posible que me toque primero de atrás. Habrá que seguir probando pero hasta ahora y aunque los números no sean brillantes, he de decir que estoy muy contento con lo que llevo entre las manos