STEINER

Para Steiner, el rendimiento excelente y la tenacidad profunda nacieron con la ruina provocada por la guerra. En 1947, a pesar de las infraestructuras devastadas y el colapso de la economía, Karl Steiner abrió en solitario un taller en Bayreuth (Alemania) obsesionado por un único objetivo: crear productos ópticos que fuesen tan funcionales, robustos e impecables, que ningún otro producto en masa de la caótica postguerra pudiese compararse con ellos.

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Su pasión por la perfección óptica impulsó a Steiner-Optik desde sus miserables comienzos hasta convertirse en una fábrica con 50 empleados en tan solo seis años, llegando a ser un icono de la óptica a nivel mundial, que ofrece binoculares y miras telescópicas para casi todas las aplicaciones. Una historia de innovación y legiones de seguidores entusiastas en todas las categorías.